Hay muchas cosas que me enamoran de Irlanda, pero cinco son las que se repiten cada vez que voy, da igual si es verano o invierno, siempre son las mismas. No significa que sean las únicas, ni mucho menos, pero cuando hablo con alguien me encuentro repitiendo las mismas una y otra vez.
Aquí van:
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La gente
Seguramente lo que define a los españoles es lo abiertos y alegres que somos, pues a los irlandeses los encuentro amables, mucho, además son humildes y a veces cuando les pregunto por la calle o ellos mismo me han ofrecido ayuda, se sonrojan cuando les doy las gracias de forma efusiva. Si alguna vez me han visto con la nariz arrugada mirando el plano de Dublín, raro es que no se hayan parado, sonrientes, a explicarme que si lo pongo derecho todo resulta mucho más sencillo.
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El clima
Yaaa, puede parecer que estoy loca, pero me encanta salir del hotel y sentir un golpe frío en la cara y tener que acurrucarme en mi abrigo y esconder la cara entre la bufanda. Además, en cuanto sale el primer rayo de sol, el efecto es el mismo que el de los caracoles, las calles se llenan de gente, se desempolban el moho y toman los jardines y terrazas de los pubs con alegría y respeto.
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La música
La música es una realidad en ese país, y no se entiende Irlanda sin ella. Niños cantando me han hecho pararme en Grafton St para sonreírles y echarles una moneda. He entrado a bares dónde cantaba Sinner O’connors cuando aún tenía pelo y mi amigo le acompañaba en la batería y cualquier bar de Temple Bar permite escuchar a músicos deseando que la pinta no se acabe nunca y así disfrutar del momento, alargarlo un poco más.
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La comida
Aquí es cuando algunos de vosotros pondréis los ojos en blanco, ¡Con lo bien qué se come en España!, Pues en Irlanda también si sabes pedir y te aventuras a probar nuevos restaurantes, o los tradicionales de toda la vida. La comida en los pubs está sabrosa y permite un repaso por platos típicos, las sopas que tanto disfruto sobre todo la de champiñones con pan de soda de acompañamiento, y la gran variedad de recetas de otros países que han hecho suyas.
Entres mis sitios favoritos están Fade St Social, muy cerca de Grafton, restaurante de tres plantas, con una terraza de obligada visita y luego elegir en cada una de las plantas dónde se ofrecen distintos tipos de comida, tapas, japonés, Mexicano… y el Pub O´Neills en Temple Bar, con pequeñas salas de estar, comedores, zonas para ver el fútbol o rugby y una gran variedad de cervezas y comida tradicional.
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El paisaje
Viviendo en Murcia, llegar a Irlanda es una regalo para los sentidos, se entiende que eligieran una planta verde como logo de su país, ¡Será por plantas! ¡Será por verde!. Aún me encojo cuando veo a alguien allí cruzar pisando el césped, con lo que cuesta que nazca aquí y se mantenga mínimamente lustroso. Hace una semana paseando por Dun Laoghire a pie de costa, pude observar cómo un chico oriental practicaba golpes de golf en uno de esos parterres cubierto de un césped tupido como si del mejor campo de golf se tratara.
Esto es lo que da viajar, admiración por lo que uno tiene con una buena dosis de humildad, la ceveza Estrella de Levante está rica, pero una Guiness en Dublín, tiene mucho encanto.